La soberanía de Dios en la
adoración ¿Cómo Dios quiere ser adorado?
La Base Scriptural
para el Principio Regulador de Adoración Por Rev. G. I. Williamson
Un trabajo
interesante especialmente con el A. Testamento
donde vemos cómo Dios legisla sobre su adoración, instituye los Salmos,
demuestra que hay adoraciones impropias que rechaza y castiga, incluso sin
haber advertido contra ello con anterioridad.
En cuento a la exposición del N. Testamento: con
la llegada de nuestro Señor, Dios clausura el ceremonial litúrgico del A.
Testamento, pero no se deja a su iglesia sin dirección. Jesús mismo reprende
las tradiciones de los fariseos y la adoración supersticiosa de la mujer
samaritana; con la ascensión , nos insta a guardar todas las cosas que Jesús
nos ha mandado. El NT declara que las escrituras son suficientes para
instruirnos en toda buena obra (incluida la adoración); Pablo en Colosenses nos
advierte contra los judaizantes que querían restablecer lo cancelado por Dios
(festividades, qué comer…) y Hebreos declara obsoleto el antiguo pacto del A.
Testamento.
Entonces, ¿Qué libertad existe hoy en la adoración?
El
autor acierta al decir: Como
creyentes bajo el Nuevo Testamento nosotros tenemos que adorar en la esfera del
‘espíritu y de verdad’, no en la esfera de lo material y
representativo, como nuestros hermanos y hermanas del Antiguo Testamento
hicieron… No necesitamos los coros, las orquestas, las
batas púrpuras, las velas, el incienso, el baile, o el funcionamiento
dramático. ¿Por qué? Porque estas representaciones vagas solamente son
obstáculos de la realidad de nuestro privilegio tras el Nuevo Testamento; el
privilegio de ir (…) directamente dentro
los lugares divinos y a la presencia de Jesucristo.
Y
sigue diciendo sobre los reformadores que enfatizaron: el cantar
de la congregación. También los guio de sacar afuera cada cosa que olía a
actuación artística en el culto. Los coros fueron determinados como
inaceptables. También fueron los cantantes solistas. Y, por supuesto, el órgano
fue silenciado.
Es conveniente asimismo recordar Colosenses 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y
exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales.
Resulta evidente que
en el N. Testamento algunas congregaciones cantaban Salmos, himnos y cánticos
espirituales. No conservamos las melodías, ni las letras de todos. De hecho, el
Nuevo Testamento no propone un nuevo salterio para la iglesia; los apóstoles no
vieron la necesidad de suministrar un nuevo libro de alabanza. Queda fuera de
duda que la primera iglesia, al menos la de origen judío, cantaba los Salmos
del Antiguo Testamento.
Continúa
el autor sobre la tradición reformada y los salmos: No puede ser discutido que el uso exclusivo de los
Salmos en la adoración fue enteramente universal en las iglesias reformadas.
(…) el centralismo de los Salmos
inspirados en la adoración reformada era tal que recibieron el énfasis de forma
aplastante.
Calvino
decía : «es quitar las cubiertas de
las ceremonias antiguas y conservar simplemente lo que es espiritual en la
adoración…» .
Lo espiritual en la
adoración debería alejarnos de los ambientes manipuladores de emociones,
vistosos, pobres en doctrina, que ceden el protagonismo a los sentimientos.
Nuestros ojos deberían estar fijos en Cristo en la adoración, y no en las
bonitas luces o imágenes de la pantalla, o en las habilidades del solista, o en
lo vistoso y relevante de ese grupo sobre el escenario.
De hecho, nosotros
mismos deberíamos ser transparentes en nuestra adoración. Cristo es Señor de
todo, incluso de su propia adoración.