El Chinkon
Kishin es una práctica que algunos derivadan del sintoísmo antiguo, y que el propio Ueshiba aprendió junto a Deguchi
Onisaburo creador de la secta Omoto. Bajo este nombre se reúnen una serie de
ejercicios que persiguen la finalidad de amordazar la conciencia bajo la aduladora
aspiración de unión con lo divino. Se promete la posesión (en japonés: kamigakari)
del practicante por un espíritu, un estado de trance, lo que no es poco. En
algunos estilos de aikido tradicional se practican los movimientos del Chinkon
Kishin, es el caso del Tama-furi (o “movimiento del alma”) cuyo propósito es
unir las fuerzas vitales. Es así, como hoy en día, tal como Ueshiba practicaba,
es posible oir las invocaciones a los dioses Amaterasu-ō-mi-kami (diosa del Sol), de Ōharaidō (kami de la purificación) y
de Ame-no-mi-naka-nushi-ō-kami
(kami del Centro), durante la ejecución del Tama-furi en algunas escuelas de Aikido.
Alfonso Boza
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