La figura del maestro en el Aikido.
Muchos discípulos de Ueshiba estaban convencidos de que su maestro era
un elegido de los dioses. Esto no era casual. Nakanishi se encargó de
promocionar la figura mítica de Ueshiba. Un hombre tan extraordinario como
Ueshiba, afirmaba, era del producto de numerosas reencarnaciones, como si la
muerte no fuera lo bastante fuerte como para frenar el impulso divino que
llevaba dentro este maestro de artes marciales. Entre los primeros discípulos
de Ueshiba, y curiosamente aún en los tatamis hoy en día, había el sentimiento
de una gran distancia entre el dominio del arte en el maestro y el alumno. Tsuda,
uno de sus últimos discípulos, se veía a sí mismo ante Ueshiba como un pequeño
animal caído en el barro, impresionado ante un pájaro inmenso. Refutaba a
aquellos que afirmaban que los alumnos se tiraban por cortesía ante un viejo de
80 años, como puede verse en algunos vídeos de la época. Hoy en día, en el
mundo de las artes marciales, tener la cabeza fría es una condición
indispensable para no caer fácilmente en la auto hipnosis de la sumisión al
maestro.
Alfonso Boza
Alfonso Boza
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