lunes, 12 de marzo de 2012

El sufrimiento humano


 
Incluso el sufrimiento afirma la superioridad del amor. Sufrimos porque nos importa, porque el amor es mayor. Y Dios es amor, es su esencia. Él lo inventó.

El sufrimiento adquiere pleno significado en el conocimiento de Cristo, porque entonces diremos como Pablo que ya sea que muramos o que vivamos del Señor somos. ¿A quién pertenece la vida? ¿Quién decidió alguna vez nacer? Si el mal acaba con mi cuerpo o si Dios me refina por el sufrimiento, yo sé que viviré para siempre, sé que ha prometido que no nos dará más de lo que no podamos soportar Mi vida no tiene más valor que sus propósitos. Si vives para el que venció la muerte, vives para siempre… Diremos como Pablo que el vivir era Cristo y el morir ganancia; declararemos: ¿Dónde está oh muerte tu aguijón, dónde oh sepulcro tu victoria? Diremos como el salmista que no temeremos lo que nos pueda hacer el hombre.

Haz la pregunta correcta, ¿Por qué Satanás es tan malvado que se deleita en hacer sufrir a la gente? Y observa: somos una especie caída, una especie separada de Dios por nuestra maldad, una especie que se mata a sí misma. La cuestión no es por qué existe el hambre, cuando hay comida de sobra. La cuestión no es porque Dios permite el mal, la cuestión es porque el hombre prefiere seguir alejado de un Dios amoroso y sanador, aun cuando esto le conlleva más y más sufrimiento.

Tenemos un Dios cercano, pero como dijo Cristo: y no queréis venir a mí para que yo os sane. Él se ofrece para rescatar a nuestra especie y ¿lo acusamos de impasible?   El Padre se separa de su hijo y hace recaer sobre el toda la ira que nuestra especie merecía y ¿lo acusamos de ser un dios insensible?  Y si hay sufrimiento en el mundo es porque Dios aún espera a los suyos, aún espera a que vuelvan a Él. Mientras tanto, dolor sí, y hasta muy duro, todavía hasta que el venga. Sufrimiento desesperado no, no para el que vive en él. Recordad: en el mundo tendréis aflicción, pero yo he vencido al mundo… y aún, mi paz os dejo, mi paz os doy no como el mundo os la da.


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