jueves, 26 de abril de 2018

La soberanía de Dios en la adoración ¿Cómo Dios quiere ser adorado? La Base Scriptural para el Principio Regulador de Adoración Por Rev. G. I. Williamson



La soberanía de Dios en la adoración ¿Cómo Dios quiere ser adorado?
La Base Scriptural para el Principio Regulador de Adoración Por Rev. G. I. Williamson


Un trabajo interesante especialmente con el A. Testamento donde vemos cómo Dios legisla sobre su adoración, instituye los Salmos, demuestra que hay adoraciones impropias que rechaza y castiga, incluso sin haber advertido contra ello con anterioridad.

En cuento a la exposición del N. Testamento: con la llegada de nuestro Señor, Dios clausura el ceremonial litúrgico del A. Testamento, pero no se deja a su iglesia sin dirección. Jesús mismo reprende las tradiciones de los fariseos y la adoración supersticiosa de la mujer samaritana; con la ascensión , nos insta a guardar todas las cosas que Jesús nos ha mandado. El NT declara que las escrituras son suficientes para instruirnos en toda buena obra (incluida la adoración); Pablo en Colosenses nos advierte contra los judaizantes que querían restablecer lo cancelado por Dios (festividades, qué comer…) y Hebreos declara obsoleto el antiguo pacto del A. Testamento.

Entonces, ¿Qué libertad existe hoy en la adoración?
El autor acierta al decir:  Como creyentes bajo el Nuevo Testamento nosotros tenemos que adorar en la esfera del ‘espíritu y de verdad’, no en la esfera de lo material y representativo, como nuestros hermanos y hermanas del Antiguo Testamento hicieron   No necesitamos los coros, las orquestas, las batas púrpuras, las velas, el incienso, el baile, o el funcionamiento dramático. ¿Por qué? Porque estas representaciones vagas solamente son obstáculos de la realidad de nuestro privilegio tras el Nuevo Testamento; el privilegio de ir (…)  directamente dentro los lugares divinos y a la presencia de Jesucristo.
Y sigue diciendo sobre los reformadores que enfatizaron: el cantar de la congregación. También los guio de sacar afuera cada cosa que olía a actuación artística en el culto. Los coros fueron determinados como inaceptables. También fueron los cantantes solistas. Y, por supuesto, el órgano fue silenciado.
Es conveniente asimismo recordar Colosenses 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

Resulta evidente que en el N. Testamento algunas congregaciones cantaban Salmos, himnos y cánticos espirituales. No conservamos las melodías, ni las letras de todos. De hecho, el Nuevo Testamento no propone un nuevo salterio para la iglesia; los apóstoles no vieron la necesidad de suministrar un nuevo libro de alabanza. Queda fuera de duda que la primera iglesia, al menos la de origen judío, cantaba los Salmos del Antiguo Testamento.

Continúa el autor sobre la tradición reformada y los salmos: No puede ser discutido que el uso exclusivo de los Salmos en la adoración fue enteramente universal en las iglesias reformadas. (…)  el centralismo de los Salmos inspirados en la adoración reformada era tal que recibieron el énfasis de forma aplastante.

Calvino decía : «es quitar las cubiertas de las ceremonias antiguas y conservar simplemente lo que es espiritual en la adoración…» .

Lo espiritual en la adoración debería alejarnos de los ambientes manipuladores de emociones, vistosos, pobres en doctrina, que ceden el protagonismo a los sentimientos. Nuestros ojos deberían estar fijos en Cristo en la adoración, y no en las bonitas luces o imágenes de la pantalla, o en las habilidades del solista, o en lo vistoso y relevante de ese grupo sobre el escenario.
De hecho, nosotros mismos deberíamos ser transparentes en nuestra adoración. Cristo es Señor de todo, incluso de su propia adoración.

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