viernes, 18 de septiembre de 2009

Me voy del Aikido


He practicado aikido por casi cuatro años bajo la Asociación española de Aikido tradicional, inspirada en la figura de Itsuo Tsuda, uno de los últimos discípulos del fundador de esta práctica, Morihei Ueshiba.

No todas las variantes de aikido insisten en el perfeccionamiento personal o espiritual. La proporción de contenido marcial o filosófico varía de unas escuelas a otras. El propósito de esta obra es intentar demostrar el innegable contenido ya no solo filosófico sino religioso de una práctica que según su primer maestro es el resultado de una revelación sobrenatural. Aikido es forma y fondo. ¿Cómo limitarse a la práctica física sin secundar aún por pasiva el contenido espiritual? Algunos estilos de Aikido parecen hacerlo, limitándose sólo a la parte física. Sin embargo, el Aikido no es un arte de combate o lucha, no es un arte marcial propiamente dicho. El primer objetivo del Aikido no es la efectividad en una pelea callejera. Entonces, ¿qué es Aikido?, ¿habrá que inclinarse por el significado de los tres kanjis japoneses que componen la palabra AI-KI-DO?: la vía de la armonización de la energía.

Cito a Morihei Ueshiba: “Debéis entrenar vuestra mente para estar en armonía con los movimientos del Universo. Debéis entrenar el cuerpo para estar en armonía con el movimiento del Universo. Debéis entrenar el ki, la fuerza del alma que unifica cuerpo y mente, para estar en armonía con el Universo.”

El cristiano camina en la auto negación de su mente. Comprende la fatalidad de la arrogancia del corazón del hombre. Su alma está totalmente dirigida para “armonizarse” con Cristo porque ya no es él, sino Cristo que vive en él. El es un nacido de nuevo, una nueva creación. Le es imposible armonizar con una creación caduca que, aunque cuente de la gloria de Dios, clama con dolores de parto el fin de la perversión caída sobre ella con la caída del hombre.
El cristiano sabe que su cuerpo terrenal está llamado a ser comido por gusanos, que la carne es contraria al espíritu de Dios pues sus obras son contrarias a El ( Gal 5:19), y que debe ejercitarse “para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” 1 Timoteo 4:7,8

Aunque muchos practicantes viven el aikido como un deporte, o como un arte marcial, la verdad es que el Aikido no fue ideado por su creador ni como una cosa ni como la otra. Su deseo era de transmitir a sus discípulos un camino de vida que les permitiera purificarse espiritualmente. En algunos aikidos y en estoy convencido, en todos llegados a cierto nivel, la técnica deja de ser predominante para adentrarse en los ámbitos de los espiritual. Es esta la piedra de discordia por encima del discurso de amor y armonía del aikido. Solo hay un evangelio, una purificación y una liberación. Solo hay una revelación divina en la que los hombres puedan descansar definitivamente sin recurrir a ritos expiatorios. Dios ha dicho su palabra. EL mismo se ha manifestado al hombre. ¿Qué haría falta para que creyeses en un Dios así? El ha llevado el peso que el hombre no podía sobrellevar, el peso de todas nuestras maldades. El ha restablecido el puente entre el cielo y la tierra. Su nombre es exclusivo. Dios no comparte su plan salvífico con nadie, pues le costó la separación de su propio hijo y su entrega a la muerte y al pecado. Esto es cristianismo, y a los ojos del mundo muchas veces insoportable.

Cuando se empieza a practicar Aikido, la mayor atracción es la práctica física que viene apoyada por un sincero y atrayente discurso de respeto al contrario y de búsqueda de armonía. La información detallada relativa al significado y orígenes del Aikido existe y está presente de alguna manera en el tatami. Por supuesto, el debutante ya tiene bastante con saber dónde tiene que colocar las manos y los pies, y descubrir que le duelen diferentes partes de su cuerpo hasta ahora desconocidas. El conocimiento del Aikido es amplio.
Entre los practicantes de las diversas artes marciales, muchos consideran, no sin razón, ser en parte herederos de la tradición guerrera japonesa. Samurái significa siervo. Su primer deber era servir a su señor y dar la vida por él si necesario. Hoy en día muchos creerán que no merece la pena morir por causa alguna y menos por nadie. Yo me pregunto: ¿a quién sirves? Busca y habrás encontrado a tu amo.
Alfonso Boza

5 comentarios:

  1. No te entiendo bien, esa letra naranja me cansa la vista (debo estar viejo) pero creo que has decidido dejar el aikido ¿por su espiritualidad pagana?

    El aikido no es fruto de ninguna revelación, sino fruto de lo que había antes, una composición a partir de lo anterior, particularmente el kenjutsu, y quién sabe si otras artes marciales más antiguas y más occidentales.

    Las religiones orientales son muy exageradas, muy tendentes a la fantasía, y a crear enormes e insalvables distancias para protegerse de los que aprenden.

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    1. Investiga la biografía de Ueshiba y descubrirás las numerosas revelaciones espirituales que tuvo. Ueshiba fusionó el Daito-ryu con las ideas de la secta Omotokyo, más las de Nakanishi.
      Un saludo

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  2. Oye, me parece muy interesante, soy Creyente pero me atrae mucho el aikido, crees posible practicarlo (lo fisico y tecnica) sin realizar los "Rituales" como saludar a la Fotografia del creador del Aikido, etc ??

    Gracias

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    1. Mira, no hay una respuesta tajante. El aikido fue concebido como un camino espiritual. Eso está fuera de duda. Ahora bien, muchos lo practican sin eso en la cabeza, aunque la práctica es espiritualidad (monismo, panteísmo, shinto, budismo...) en movimiento a través de las ideas que vehicula la práctica. Te aseguro que tras años practicándolo, Dios me sacó de allí y le he dado muchas vueltas a la cabeza desde entonces. El problema está en cómo formar parte de un grupo donde siempre habrá alguno que lo vivirá como una religión. Ponlo en oración. Allí donde esté tu corazón estará tu dios.

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  3. muy buenoyo tambien lo practique y krav maga y jiu jitsu japones

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