jueves, 29 de marzo de 2018

Principio regulador en la adoración

No debemos fijarnos en nosotros mismos cuando adoramos, cosa que está ocurriendo hoy día, ya que todos se fijan en sí mismos mientras adoran: mira mi estilo de adoración; yo alzo las manos; yo me postro. Nos fijamos los unos en los otros, y eso no es adoración. Adoración es observar a Dios.
La mecánica de la adoración debería ser transparente e invisible ante el Dios que está presente. La adoración debería ser de tal forma que sirviera como el medio por el cual Dios se convierte en el centro de atención, y no la actividad de la adoración en sí misma.
Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean, porque de esa forma ya tenemos nuestra recompensa, sino que quiere que sea Dios quien nos vea y que oremos a nuestro Padre. La adoración no se hace para los hombres; por tanto, debemos hacerla como Dios ordena para que en la adoración no nos enfoquemos en la adoración misma, sino que nos enfoquemos en Dios.

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